La carta de Sabeli
El se quedó sentado mirando por la ventana, veía pasar sombras, cerca de la medianoche,incluso la de él, taciturno frente al espejismo mudo e inmóvil, incluso boquiabierto mientras se le caía la pena por la boca, el diafragma imparcial fragmentaba el sol del mar y los pasos por la arena que de tibia solo le quedaba el recuerdo... de esos ojitos bellos. A quienes canta en el tango inconcluso y detenido, con un poco de cigarro y papel blanco, infinito desierto de una propuesta,de un trato a medias penas, a media botella de distancia pensaba, entre un pesar de bajo vientre que escalaba por lugares abandonados y el silencio que se apegaba a su espalda trataba de escribir...se acercaba el temporal.